El término “desahucio express” no existe legalmente, pero se utiliza para describir ciertos tipos de desahucio que, gracias a cambios normativos, pueden resolverse más rápido. Este artículo explica cuáles son esos procesos (como el desahucio por impago, por fin de contrato o contra okupas), qué procedimientos quedan fuera de esa categoría, y qué estrategias legales pueden ayudar a agilizar el proceso: desde la vía amistosa con burofax hasta notificaciones con procurador. Si gestionas inmuebles, esta guía te interesa.
Aunque es un término ampliamente usado, el “desahucio express” no está recogido como tal en ninguna norma jurídica. Es una expresión social que se ha extendido para referirse a aquellos procedimientos de desahucio que, por su regulación, suelen resolverse de forma más rápida.
En la práctica, este concepto hace referencia a los desahucios que han sido acelerados mediante reformas legales recientes. Entre ellos, se encuentran principalmente tres tipos:
Cuando el inquilino deja de pagar la renta y permanece en la vivienda, convirtiéndose en lo que algunos llaman inquiokupa.
Cuando el arrendamiento ya ha vencido y el inquilino se niega a marcharse.
Desde el 3 de abril de 2025, los desahucios por ocupación sin contrato se tramitan por la vía penal, lo que permite una respuesta más ágil en muchos casos.
Estos procedimientos suelen tener tramitaciones más lentas y complejas.
Aunque no exista un “desahucio express” oficial, hay formas de optimizar el proceso y reducir los tiempos. Aquí te explicamos las más eficaces:
Antes de acudir a los tribunales, realiza una Oferta Vinculante Confidencial (OVC) mediante burofax. Este paso formal refuerza tu posición legal.
El juzgado puede tardar 30-60 días en hacer la notificación. En cambio, un procurador suele hacerlo en 3-7 días. ¡Es un cambio enorme en plazos!
Revisa que todos los documentos, notificaciones y requisitos estén en orden antes del desalojo. Evitarás retrasos frustrantes a última hora.
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